No se trata de ser un experto en belleza, glamour y maquillaje, para eso están los profesionales, pero en la práctica diaria cometemos errores que pueden dañar nuestra piel y, por supuesto, también nuestra imagen.

Desde la omisión de hidratantes y protector solar, hasta el daño de la piel por una brocha inadecuada, los malos hábitos abundan por desconocimiento o pereza.

Jesús Cedeño, estilista que ha trabajado para figuras como Maritza Sayalero y Erika de La Vega, entre otras, está dedicado a la docencia en el ámbito del maquillaje, experiencia que le ha permitido detectar malos hábitos que suelen repetirse en la práctica del automaquillaje.

Revelamos aquí algunos de los errores más comunes que se cometen en tres rangos de edad.

Los 30, tiempo de experimentar
Quienes no han empezado a cuidar el rostro con tratamientos de prevención, protector solar y productos básicos incluidos en una rutina diaria, aún están a tiempo. Cedeño explica que aunque lo ideal es comenzar temprano, entre los 20 y 25, siempre es conveniente adquirir hábitos de cuidado.

Iniciar una rutina de limpieza, tonificación, hidratación y protección, es fundamental. Asimismo, la exfoliación del rostro una vez a la semana se traduce en beneficios para la piel, pues se eliminan impurezas y células muertas.

Para cada tipo de piel hay productos especiales que satisfacen sus necesidades, pero para conocer al detalle su correcta aplicación, es ideal adquirir nuevos conocimientos.

“Si sabemos cómo utilizar los cosméticos e implementos, tenemos más posibilidades de sacarle provecho a cada uno y menos de hacernos daño. Estamos en una época donde abunda la información en cuanto a maquillaje, y aprendiendo de manos de profesionales se pueden enriquecer mucho las posibilidades que este ofrece”.

Los 30 son un rango de edad ideal para experimentar, definir qué nos va bien y qué no, y comenzar a usar productos que no sólo ofrezcan una propuesta estética, sino también otras propiedades como protección solar o hidratación.

Errores frecuentes a los 30
Dormir con maquillaje. Durante las horas de sueño, la piel debe estar libre de impurezas. Este mal hábito puede causar irritación, manchar la piel y la aparición de puntos negros, entre otros daños.

Exagerar con el maquillaje de las cejas. “Es una tendencia lucir unas cejas definidas y pobladas, pero al no saber maquillarlas, se comete el error de usar lápices inadecuados, mostrando trazos gruesos, brillantes y en tonos que más bien endurecen las facciones”, explica Cedeño y agrega que la manera correcta de maquillar las cejas es con un pincel muy fino y sombras oscuras, pero nunca negras. Se dibuja la ceja y se rellenan los espacios con menos vellos con mucha suavidad.

Las cejas mal depiladas. Muchas personas no se asesoran en cuanto a la forma de cejas que les favorece más allá de la tendencia. Asimismo, es conveniente revisar la técnica de depilación. Arrancarlas con una pinza desgastada, por ejemplo, puede hacer daño e incluso romper la piel.

No saber detectar la ocasión correcta para el tipo de maquillaje. El maquillaje es un aliado para cada ocasión. Ir a la oficina, un día de campo con los amigos y una boda en la noche, ameritan distintos tipos de vestuario, lo mismo ocurre con el maquillaje.

No usar cremas especiales para el contorno de ojos. En este momento es necesario iniciar –si es que ya no comenzó- una rutina para el cuidado de esta zona tan delicada.

No usar base. Explica Cedeño que muchas personas piensan erróneamente que usando base están perjudicando la piel. Este rango de edad permite el uso de distintos tipos de bases que pueden adaptarse a todos los gustos y necesidades.

A los 40, ni mucho ni poco
Las personas de este rango están divididas entre quienes no se maquillan en lo absoluto y quienes se maquillan demasiado, todas por la misma causa: tratar de lucir frescas o más jóvenes.

El punto no está en la cantidad de maquillaje sino en cómo usarlo. Usar poco, lejos de brindar un aire juvenil, si la piel no está saludable, podría sugerir descuido. Mientras, usar demasiado no tapa las líneas de expresión que ya empiezan a aparecer, sino que las puede acentuar.

Errores frecuentes a los 40
No tener aún una rutina de cuidado diario. Es fundamental limpiar, hidratar y proteger el rostro, así como no exponerse directamente a los rayos solares sin protección.

Usar delineador líquido o en lápiz. A partir de esta edad es conveniente el uso de sombras para realzar la mirada brindando una sensación de naturalidad. Destinar el uso del delineador líquido o en lápiz solo en el párpado superior.

La base en el tono equivocado. Se observa frecuentemente que se aplica base más clara en el rostro de la que nos corresponde por nuestro tono de piel y el rostro luce como una máscara. Al comprar una base, lo ideal es probar el tono en el cuello.

No hidratar antes de maquillar. Es un acierto usar antes de maquillarse diariamente un hidratante con protector solar, primer y luego la base. Asimismo, puedes usar base líquida con ingredientes antiedad.

Usar pinceles de mala calidad. Economizar en pinceles resulta perjudicial pues pueden estar elaborados con materiales que maltratan y raspan la piel.

No ser meticulosas en la higiene de los implementos. La esponja aplicadora del polvo compacto debe lavarse semanalmente para que no acumule bacterias y grasa que además contaminan el producto. Igualmente las brochas de maquillaje pueden lavarse con champú y dejarse secar al aire.

No tener mucha información. Este rango de edad no consume tantos contenidos de maquillaje como las personas más jóvenes porque sus prioridades son otras. No ven tutoriales, ni se preocupan por aprender mucho más sobre técnicas o tendencias. Pero mantenerse actualizadas es beneficioso.

Usar muchos colores en el párpado móvil. El uso de dos o tres colores es favorecedor y se evita el riesgo de exagerar marcando demasiado las facciones. Este es el momento de entender definitivamente que menos es más.

Exagerar en el contouring. Hay que ser prudente con esta técnica puesto que, con la pérdida de colágeno, las facciones se endurecen. El contouring debe ser difuminado con paciencia para que logre su objetivo.

No usar colores intensos. El llegar a los 40 es una gran ocasión para usar rojos, tierra, malva y naranjas quemados en los labios. A partir de esta edad son favorables los tonos más oscuros.

Piel demasiado matificada. Los productos matte acentúan las líneas de expresión. Hay que incorporar iluminadores en los puntos adecuados, como arco de la ceja, punta de la nariz y lacrimal.

A los 50 y más allá
El gran error a partir de esta edad es creer que ya se es muy mayor para usar colores o técnicas en tendencia. Para todas las edades hay novedades para verse y sentirse bien.

Jesús Cedeño recomienda incorporar a la rutina de cuidado exfoliaciones más frecuentes que en los rangos anteriores.

Errores frecuentes a los 50
La piel matte. A esta edad el maquillaje asedado o sutilmente nacarado brinda luz y un efecto de humedad al rostro.

Usar poco maquillaje en los ojos. Están permitidos los metalizados en tonos sutiles así como la técnica smokey en la gama de grises, por ejemplo, queda muy bien en casi todos los tonos de piel.

Usar labiales muy cremosos. Pueden ser matte o brillantes, pero siempre evitar que sean cremosos pues se corren en las comisuras de los labios y en las pequeñas líneas de expresión que surgen alrededor de la boca.

Delinear los labios con un lápiz oscuro. Fue tendencia en los años 80 y a principios de los 90, pero ya no más. El delineador debe ser neutro, color piel o rosa y luego rellenar con pincel en el tono de labial que se prefiera.

No usar cremas de noche. La rutina de belleza con productos adecuados para cada edad es imprescindible.

No usar polvos sueltos. Las bases de maquillaje deben adquirirse sin aceites y con propiedades humectantes, pero sobre todo, al aplicarlas es conveniente sellarlas con polvos sueltos y una brocha gruesa con movimientos circulares, pues el polvo compacto se acumula en las líneas de expresión.

Usar rubor en tonos rosados. Los bronzers se ven mucho más naturales y brindan un aspecto saludable a la piel.