Durante los primeros 12 meses de vida los bebés crecen de una forma impresionante, prácticamente triplican su peso y alcanzan a incrementar un 50% más su talla durante este primer año de vida. Se considera que este periodo es el primero de más rápido crecimiento. Sin embargo, al término de esta etapa, empiezan a incorporarse los bebés a la dieta de la familia, encontrando ciertas modificaciones, como por ejemplo, se reduce el apetito.

¿Por qué se reduce el apetito en mi niño?
Al llegar a las etapas preescolares y escolares los niños no requieren tanta energía como durante el primer año de vida en relación a su tamaño. Este proceso genera angustia y preocupación por los padres.

¿Qué tan frecuente puede afectar una falta de apetito al estancamiento de crecimiento?
Se ha observado que sólo el 20 al 35% de los niños que no consiguen ganar peso tienen un problema orgánico, y más de la mitad puede deberse a dificultades con el entorno familiar, social o psicológico.

¿En qué momento es preocupante la falta de apetito en los niños pequeños?
Para iniciar, es importante realizar visitas frecuentes con el pediatra de nuestro bebé con la finalidad de ir revisando el crecimiento y desarrollo que se va teniendo. Cuando los peques no estén alcanzando el correcto crecimiento de acuerdo a tu estatura y edad, ese es el momento preciso para tomar medidas especiales con su alimentación.

¿Cuál es el promedio de crecimiento después del año de vida?
Los niños tienen un aumento de peso entre 2 a 2.5 kg por cada año, y el crecimiento es de aproximadamente 12 centímetros en el segundo año de vida, de 8 a 9 centímetros en el tercer año de vida, y entre 5 y 7 centímetros a partir de esta edad. Al final del tercer año de vida, nuestros peques lograrán alcanzar la mitad de su estatura de adultos.

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¿Qué tips nos pueden ayudar a mejorar la alimentación de nuestros peques a partir del año de vida?

• Tener una dieta variada, equilibrada y suficiente para su edad.
• Incluir todos los grupos de alimentos en su alimentación.
• No forzar a comer.
• No premiar con la comida.
• Realizar platillos con diferentes sabores, texturas y colores.
• Evitar ver la televisión mientras se come.
• Tener un ambiente tranquilo para la comida.
• Evitar los alimentos con bajo aporte nutricional.
• PREDICAR CON EL EJEMPLO.